Primeramente hay que mencionar que el 25 de marzo de 1972, en protesta por el fraude, un grupo de jóvenes militares trató fallidamente de dar un golpe de estado. El fracaso de la oposición electoral contribuyó a acelerar el proceso de radicalización social y a engrosar las filas de las recientemente fundadas organizaciones guerrilleras. Además del asesinato del arzobispo de San Salvador, monseñor Óscar Arnulfo Romero, en marzo de 1980, la intensificación del terrorismo de Estado y la renuncia de los elementos democráticos de la Junta de Gobierno precipitaron el conflicto armado llevaron al detonante de este conflicto que se desarrolló entre 1979 y 1992, aunque ya había tensión social en la década de 1970.